Andaba descalza y ya con mis pies heridos
Había recorrido ya varios caminos
Habría mil veces, mi humanidad caído
Si no fuera por aquel bastoncito fino.
Andaba descalza adivinando destinos
Por piedras pequeñas y delgados espinos
Mis pies sangrantes se guardaban quejidos
Mientras se apoyaban mis manos, en aquel bastón fino.
Andaba descalza y los harapos vendidos
A cambio de pan y un poco de vino
Se acababa el vino mientras descartaba destinos
Con desprecio miraban mi cuerpo entumecido.
Estaba tan débil mas continuaba el camino
En busca de ropas, pan y un poco de vino,
Sentía dar vueltas como en un laberinto
Mientras todos miraban el transcurrir de mi vicio.
Mi alma ansiaba encontrar aquel sitio
Que me devolviera la vida y regalara vestidos
Que sanara mis heridas y concediera equilibrio
Para no depender de aquel bastón fino.
Todo mi cuerpo requería un descanso
Y mis pasos entre el uno y el otro, no dejaban espacio
Se cerraron mis ojos, se desplomaron mis brazos
Mi bastón, el que era mi apoyo, rodó como un vaso.
Como el final de un sueño que a nadie ha gustado
Mi cuerpo yacía, desnudo y descalzo
Con los últimos latidos esperaba una mano,
Una mirada sin morbo, y la senda que no había caminado.
martes, 22 de junio de 2010
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