viernes, 15 de agosto de 2008

Ecos

Y el casi poema lo terminé, pero dejó de ser poema... Tus palabras haciendo eco en mi cabeza, tus respuestas, lo que tus ojos hablan, lo que mereces, lo que deseas, lo que tendrás, no lo sé, solo hacen eco en mí:

No busco quien me entienda, solo alguien que esté dispuesta a amarme hoy, y mañana mucho más.

Alguien que no se sumerja en la tristeza que nació conmigo, si no que me dé una mano y hasta dos para ayudarme a salir de ella.

Alguien que tenga conciencia de mi rareza, tan solo para que reconozca que soy diferente, que no hablo el mismo lenguaje aunque me esfuerzo.

Alguien que no espere que algún día crezca este niño, porque probablemente nunca sucederá.

A nadie que busque ser mi madre, porque ya tengo una insuperable, ni mi padre. Que no vaya al mismo paso que yo voy, pero si por el mismo sendero.

Que si una mañana sin avisarle a nadie salí a recorrer el mundo, vaya luego tras de mí, solo para decirme cuanto me ama.

Que me proponga locuras, me reconozca inestable, que sueñe conmigo y sea parte de mis sueños. Que me conquiste, que me crea, a quien pueda creerle.

Que muera al compromiso que le salvará la vida, que viva en libertad y me conozca libre siempre. Capaz de cruzar el espacio conmigo, sin que en medio camino, nos desintegremos…


Quien escuchó (no: entendió) cada palabra que decías, con tu boca o con tus manos, con tu cuerpo y con tus comics, siempre escuchó…
tu flaca…

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