Nosotros “mientras tanto” no sentíamos ni hambre, ni sed, ni calor, -sí nos dolía un poco el trasero de llevar la misma posición durante horas-, tan solo queríamos llegar a nuestro destino antes de la media noche,


Antes de llegar a Manta tomamos la ruta Rocafuerte, pero no hicimos el desvío adecuado en forma oportuna y terminamos el algún recinto cercano, la gente allí era muy amable, tanto así que cuando pedimos ayuda para ubicarnos casi se nos suben al carro para guiarnos en la dirección correcta.
Y así luego de algunos minutos estuvimos en Manta, esa tierra que huele a mar, llegamos a las diez y media, justo a tiempo para saludar a los afortunados que ya habían llegado horas antes, darnos un baño y recibir al 2009 con casi todos quienes amamos.
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Creo que me gusta más la fiesta de Año Nuevo que la Navidad porque ese día lo que te llena es ese abrazo y buenos deseos de tu gente, no esperas recibir nada más que eso, comer las uvas, tomar la champaña, y comer! aunque, pensándolo bien, es como que te preparas para desear que todo tu año sea una extensa navidad, porque pides, pides, pides: en este año yo quiero……

Durante el tiempo en la playa decidí ir a caminar un rato sola, cerca de la orilla recorrí el lado norte, mientras caminaba, preguntaba a Dios montones de cosas, las mismas de siempre, y no encontraba respuestas, como siempre!, ya hasta me estaba poniendo melancólica, me alejé un poco del espacio donde estaba la gente, cuando de pronto vi a un Pez Globo, ya muerto, arrojado por las olas, se veía hermoso y peligroso,

Al salir de allí nos fuimos para Piedra Larga, yo la había conocido solo de madrugada acompañada por los primos y el tequila en meses anteriores, es muy bonita por la noche o por el día.
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El día siguiente tomamos el camino como de regreso a Quito, el recorrido duró una hora, bebimos agua de coco helada, perfecta para bajar nuestra temperatura, llegamos al sitio llamado El Saibal, una playa parte de algún río que no sé cómo se llama, los pececitos te picaban los pies en la orilla cuando no había mucha gente, vimos una iguana trepada en un árbol, la misma que nos mantuvo por lo menos una hora ocupados tirándole piedras en nuestro intento de bajarla para comerla, pero fracasamos, nadamos de orilla a orilla, comimos Granizados exquisitos, Gatos Encerrados, Morcilla, etc.…
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Empezamos la expedición, esperanzados por encontrar una cámara disponible, recorrimos algunos lugares, pero no lo conseguimos, tomamos la Ruta del Sol hacia el Sur después de pasar por Piedra Larga un buen tramo pudimos divisar un paisaje hermoso solo de un mar verde-gris inmenso, luego todo era campo, bosque seco lleno de Ceibos, el sol había salido glamuroso para acompañarnos todos el camino.
Pasamos por San Lorenzo, Río Caña, Río Cañas, Piñagua, llegamos a Puerto Cayo y entramos a la playa, aproveché para recorrer la playa con uno de los niños, esperaba tener la misma o mejor suerte que en días anteriores y encontrar algo distinto, pero tan solo pude ver otros Peces Globos que ya descompuestos nos se veían tan bonitos, pensaba también en encontrar alguna piedra especial para hacerle un regalo a quien ha logrado moverme el piso últimamente, pero no hubo nada, quizás fue mejor así. Casi todos se bañaron y luego, antes de irnos tomamos un Helado de Coco, sencillamente, d e l i c i o s o!, es difícil explicarlo si no han probado una cosa como esa! es totalmente artesanal, lo mantienen helado con hielo seco, te lo sirven en conos bien dulce, mmm!
Continuamos el camino en el trayecto te puedes encontrar con bosques secos y de repente con bosques húmedos, pasamos por algunas otras playas pero ya no paramos sino hasta llegar al Parque Nacional Machalilla,


Ariel estaba desesperado por agarrar a algún cangrejo, pero éstos son muy rápidos, y había que tener cuidado con los erizos que se encontraban bien escondidos entre las rocas.

Este lugar es increíble, quiero volver pronto, y conocer los otros sitios que no pude por estar rodeada de mujeres embarazadas y niños hambrientos. Eso sí, la próxima vez llevaré una cámara, para que aquellos que no conocen, crean esta maravilla.
Avanzamos hasta Puerto López en donde no encontramos nada extraordinario, una playa con bastante movimiento, almorzamos en un restaurante donde recibimos mala atención, mala comida y unos ricos Patacones.
Quedó pendiente ir a Piqueros.
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Y devuelta a Quito, la frío y a la gente que amamos que son parte de nuestra vida, la gente que tanto deseaba que hubiera conocido aquellos lugares.
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